Por: Alfredo Rdz. | Twitter: @alfredordz_
En un país
como México, abundante en recursos naturales, con climas tan diversos y
propicios para muy variadas actividades productivas, con inmensas zonas de
campo fértil (aunque hoy en el total abandono), es ofensivo y doloroso que haya
personas que tengan que recurrir al suicidio por la horrible desesperación a la
que los arrastra el no contar con el alimento para dar de comer a sus hijos.
La nota que
le dio vuelta este pasado fin de semana a la red, sobre los suicidios de
indígenas rarámuris en la Sierra Tarahumara
por la hambruna que allí se vive es un fiel y crudo reflejo del rotundo fracaso
del actual modelo económico, basado en la vil rapiña y el saqueo en beneficio
de unos cuantos. Solamente los cínicos y descarados pueden atreverse a hablar
de avances en el país cuando tenemos a millones, y no sólo en la Sierra Tarahumara , muriendo de
hambre.
En el país
hay aproximadamente 23 millones de personas en pobreza alimentaria, y solamente
de 2008 a
2011 se sumaron a esta crítica situación 3.7 millones, eso significa que más de
1/5 parte de la población no cuenta con el mínimo indispensable de alimentos
para una supervivencia elementalmente aceptable.
Son
verdaderas cifras de terror, que llevan a una profunda indignación a cualquier
persona con un mínimo de decencia y respeto por la vida de sus semejantes.
E indigna
de igual modo saber que la actual precandidata y posiblemente futura candidata
oficial panista a la presidencia, Josefina Vázquez Mota, pretenda cínicamente presentarse
como una posibilidad de cambio, de solución a los terribles problemas que
afronta el país, cuando ella ya fue Secretaria de Desarrollo Social, precisamente
la figura que dentro del gabinete es en teoría la principal encargada de
combatir la pobreza en el país, y desde la cual evidentemente no pudo, ni supo,
ni quiso ayudar a millones a salir de la pobreza y la marginación.
No hay que
darle demasiadas vueltas, lo hemos dicho en innumerables ocasiones, este modelo
está rotundamente fracasado, sólo ofrece ventajas a unas cuantas familias de
oligarcas que viven de la explotación de las mayorías, mayorías que son
arrojadas a la desesperación por el hambre, el frío y el total y absoluto
abandono.
La política
económica impuesta en México desde hace tres décadas por los organismos
financieros de la parásita banca internacional a través de sus dos partidos (PRI
y PAN) que en los hechos fundamentales se comportan como primos-hermanos no
solamente es injusta, va mucho más allá de eso, es abiertamente genocida y
criminal, pues literalmente le anula la posibilidad de vida y desarrollo a
millones de seres humanos.
De ahí la
importancia de una verdadera insurgencia ciudadana en este 2012 que instale en
el poder un proyecto que rompa rotundamente con este actual modelo, que centre
su visión en el desarrollo y el máximo bienestar posible de la persona por
sobre los intereses mezquinos de una minoría.
O le damos
paso a la construcción de un Estado social de Bienestar que empiece por aliviar
poco a poco el inmenso dolor que ha dejado el neoliberalismo o seguimos por el
camino del crecimiento de la miseria y la desigualdad.
Esas son
las dos alternativas que convierten el siguiente proceso electoral en una
elección litera entre la vida o más muerte.
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