Durante la presente semana, uno de los temas que sin
duda han tenido mayor notoriedad en el ámbito político mexicano es el del “Gobierno
de Coalición”, una propuesta impulsada principalmente por el líder priista
Manlio Fabio Beltrones y por el Jefe de Gobierno del D.F., Marcelo Ebrard.
Habiendo sido diseñado este proyecto por el priista
sonorense, nada bueno en términos de avance democrático para el país podemos
esperar los ciudadanos. Manlio Fabio sabe de manera sobrada que es casi
imposible que él se quede con la candidatura de su partido para la elección
presidencial del próximo año, y lo que pretende con todo esto es ganar
notoriedad y “autoridad política” para negociar y vender bien su fuerza a Peña
Nieto, pues entre más sea la fuerza que adquiera el sonorense entre la opinión
pública, mayor tendrá que ser el coto de poder que se verá obligado a ceder a
éste y a su fracción el exgobernador mexiquense, que se siente muy cerca de la
silla presidencial.
En el caso de Ebrard la situación y sus motivaciones
no son muy distintas, pretende estar presente en la opinión pública como
protagonista en un tema que visto de manera superficial pareciera tener las
mejores intenciones de quitar las trabas a los avances que requiere el país con
un “gran acuerdo” entre el ejecutivo y el legislativo.
Y es que a Ebrard le urge de algún modo ganar
presencia cuando cada vez se hunde más en todas las encuestas frente a López
Obrador por obtener la candidatura de la izquierda, y que mejor intento de
reposicionarse que presentándose como un líder político con una alta visión de
estadista.
Además, en el caso de Ebrard, no hay que descartar que
todo esto también sea parte de su estrategia por pactar de última hora con el
panismo, con quien a todas luces nos está dejando ver que no tendría problemas
en co-gobernar, en un claro ejemplo de cómo la ambición presidencial está
llevando a Marcelo a romper todo vínculo con el movimiento de izquierda a quien
hoy debe en gran medida su poder en el gobierno capitalino.
Pero en el fondo del asunto, y más allá de los
intereses que mueven a uno u otro política a defender esta propuesta, lo que
realmente como ciudadanos debe de importarnos, es que todo este asunto no es
más que una nueva farsa para repartirse el poder entre los mismos de siempre, y
con el que cínicamente tratan de vendernos la idea de que esa misma cúpula
política corrupta y al servicio sólo de sí misma y de una minoría oligárquica
empresarial, gobernando en coalición, representaría algo positivo para la
mayoría de los mexicanos.
El país ya no está para simulaciones, ni para darse el
lujo de que sigan gobernando los mismos de siempre bajo novedosos esquemas, lo
que el país necesita es un cambio de fondo, que cambio que empiece a limpiar la
vida económica, política y social de México, que permita la participación y el
protagonismo ciudadano.
En resumen, más allá de la coalición de la vieja clase
política, que por otro lado siempre ha gobernado de manera unificada contra los
intereses de la mayoría del pueblo, lo que se necesita es una gran coalición,
pero de la mayoría de los ciudadanos de este país, para acabar de una vez por
todas con el actual régimen de corrupción.
Alfredo Rdz.
(Twitter @alfredordz83)
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