Por: Alfredo Rdz. | twitter.com/alfredordz83
La reciente crítica realizada por el Subcomandante Marcos, principal referente del EZLN, a Andrés Manuel López Obrador, ha reafirmado en mí, una vez más, la certeza que tengo de que los utopistas suelen ser los principales enemigos de toda utopía. Al aferrarse a la pureza de sus principios, y defenderlos con intransigencia, el utopista consciente o inconscientemente obstaculiza la realización incluso de las realidades más próximas a sus ideas.
La reciente crítica realizada por el Subcomandante Marcos, principal referente del EZLN, a Andrés Manuel López Obrador, ha reafirmado en mí, una vez más, la certeza que tengo de que los utopistas suelen ser los principales enemigos de toda utopía. Al aferrarse a la pureza de sus principios, y defenderlos con intransigencia, el utopista consciente o inconscientemente obstaculiza la realización incluso de las realidades más próximas a sus ideas.
Y sí, sin
duda el revolucionario anarquista Bakunin
tenía mucha razón cuando afirmaba que: "Es soñando con lo imposible que el hombre ha realizado siempre lo
posible. Los que se han conformado con lo que les parecía posible no han avanzado
nunca de un solo paso”. Claro, ciertamente tampoco se trata de quedarnos
atrapados en un “realismo” obtuso, reflexionando sólo sobre la búsqueda de un
México con elecciones limpias o con pleno empleo. No, pensar así sería bastante
limitado, se trata de llevar la reflexión más allá, llevar los sueños mucho más
lejos que eso (como por ejemplo soñar con una República Amorosa), para ir en la
medida de esa búsqueda de lo imposible, conquistando lo posible.
La izquierda no electoral razona justamente a la inversa,
así vemos, por ejemplo, como en 2005-2006 la Otra Campaña (OC) descalificó
por igual a todas las opciones electorales porque todas “eran lo mismo” en
tanto que ninguna se ajustaba a su “programa máximo” de lucha contra el
capitalismo. Se aplicó la lógica del “todo o nada”, la utopía a través de la
utopía misma, sin concesiones de ningún tipo.
Y eso, como vimos en 2006, sólo le jugó en su favor a la
corriente más lejana de la utopía anticapitalista que pregonaba la OC , y así, en lugar de una opción
reformista, que bastante lejos de ser perfecta sí hubiese al menos ayudado a
atenuar un poco el hambre, la indigencia, el desempleo y la violencia
generalizada, hoy vivimos en la realidad impuesta por la derecha neoliberal,
una realidad tan triste que ya todos conocemos y está demás describir. A esto
nos llevo la lógica de “todos son iguales”, “todos representan lo mismo”.
Estuve prácticamente una década dentro de la izquierda
radical, entiendo perfectamente la gran mayoría de las críticas que hace esa izquierda
a la izquierda electoral porque yo mismo las expresé y defendí apasionadamente
mil veces, pero terminé entendiendo que por más buena voluntad que exista, la
posición purista del “todo o nada” termina casi siempre ayudándole más a la
“nada” que al “todo”. 2006 es un gran ejemplo de ello que invito a analizar a
quien piense lo contrario.
Por tanto, y ante la verdaderamente desesperada situación
que viven millones de personas en este país, me parece muy grave que Marcos
vuelva a cargar sus baterías contra AMLO justo en este momento. Me parece
irresponsable que nuevamente, en una lectura política que además de todo me
parece incorrecta, aparezca a vender una vez más la noción de que “los tres
bribones” que serán candidatos son lo mismo, como si para miles y miles de
jóvenes rechazados de las universidades cada semestre, o para millones de desempleados
que no encuentran cómo obtener un ingreso para alimentar a sus familias
representara exactamente lo mismo el Proyecto social-demócrata que defiende
López Obrador o los intereses neoliberales y hambreadores que defienden Peña
Nieto o Josefina Vázquez Mota.
Y que quede claro que esta crítica la hago partiendo de la idea de que en efecto Marcos es
el líder de un movimiento absolutamente legítimo, pues sin prueba alguna sería
irresponsable afirmar que es un “agente de Salinas”, aunque se esfuerce bastante
en alimentar esta sospecha entre muchos.
Y aunque yo
creo que en el fondo el problema de Marcos es más bien de una envidia terrible
hacia Andrés Manuel (como la que también invade a Cárdenas), si aceptamos
objetivamente las críticas legítimas que pueda tener la izquierda no electoral
contra la electoral, también Marcos tendrá que aceptar las legítimas sospechas
que ha creado en muchos gracias a su accionar, en el que ha salió a tirársele
al cuello al representante de la izquierda justamente cuando más arriba iba en
las encuestas, y nuevamente ahora, cuando el lopezobradorismo parece renacer
con una gran fuerza que empieza a poner nervioso al peñanietismo salinista.
Tweet |
No hay comentarios:
Publicar un comentario